sábado, 4 de abril de 2020

Etimología y evolución del término Fósil


Fósil de Ammonite

El vocablo fósil se deriva del verbo latino fodere, excavar, a través del sustantivo fossile, que significa "aquello que es excavado".

A lo largo de toda la historia, y antes, en la prehistoria, el hombre ha encontrado fósiles, restos de seres vivos petrificados por los minerales con los que se hallaban en contacto. Fueron esos minerales los que sustituyeron o preservaron su forma externa.

El hombre primitivo les atribuía un significado mágico. Ya los autores de la Antigüedad clásica los habían observado y, en general, interpretado correctamente.

El término fósil lo empleaba ya Plinio en el siglo I, y su uso fue recuperado en el siglo XVI por Agricola, aludiendo a su carácter de cuerpo enterrado, como derivado de fossa e incluía tanto los restos orgánicos como los cuerpos minerales integrados en los materiales de la corteza terrestre. Esta situación se mantuvo hasta principios del siglo pasado, si bien es verdad que los auténticos fósiles solían diferenciarse como fósiles organizados.

El geólogo británico Lyell definió a los fósiles como restos de organismos que vivieron en otras épocas y que actualmente están integrados en el seno de las rocas sedimentarias. Esta definición conserva su validez, aunque actualmente el término tiene una mayor amplitud, ya que se incluyen en el mismo las manifestaciones de la actividad de organismos como excrementos, restos de construcciones orgánicas, huellas de pisadas, impresiones de partes del cuerpo, dentelladas, entre otros.

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